Todo empezó cuando el antropologo Kenneth Good empezó a investigar sobre el controversial pueblo Yanomami. La jovensita de 11 años Yarima, era simpática y se la ofrecieron a Ken para que no este solo. Al principio el se negó, pero después decidió aceptar la arriesgada oferta de tomar por esposa a una niña. Los primeros años de su matrimonio, Yarima aun seguía viviendo con los yanomamis, fue poco después cuando abusaron de ella sexualmente y le cortaron una oreja que Ken optó por llevársela a su moderno y civilizado pueblo occidental (Estados Unidos).
Tiempo después tuvieron tres hermosos hijos, pero Yarima se sentía sola y extraña en aquella metrópolis, ya que estaba acostumbrada a la aventura de la selva amazónica. Entonces, Ken decidió hacer una visita al antiguo pueblo yanomami de donde sacó a la niña que se convirtió en su esposa.
Aunque fue difícil la búsqueda de los yanomamis ya que son semis-nómadas, la espera valió la pena para Yarima. Esta estaba tan emocionada que lágrimas salieron de sus ojos cuando vió a su antiguo hogar.
Yarima y Ken decidieron que tenían que partir ya que sus pequeños hijos podían enfermarse. No obstante, estos prometieron que volverían pronto y así fue. Tres meses después, estos regresaron y fue ahí cuando Yarima decidió no regresar a la occidental.
Para Ken fue difícil esta situación debido a que Yarima quería llevarse a su hija Vanessa para Yanomami. Este se negó rotundamente porque estaba casi seguro que la iban a casar con un yanomami y no quería que le ocurriera lo mismo que a Yarima, cuando la dejó sola después de su prematuro matrimonio.
En esta historia, se puede observar que la cultura mucha veces puede ser mas fuerte que el amor. Vemos como Yarima abandonó a sus hijos para quedarse en Yanomami y como Ken regresó a su occidental quitándole a estos. Sin lugar a dudas, las costumbres y el egoísmo en este caso fueron más fuertes.